Carlos Olaso, director general de Subaru, reconoce haberse convertido en un firme defensor del Gas Licuado de Petróleo (GLP). Un combustible que, como os mostramos en el artículo sobre el III Foro del Autogas, cuenta con numerosas ventajas para los conductores tanto a nivel económico como ecológico.
Como decimos, ahora es un concienciado del autogas, pero no ha sido fácil. Ha sido un trabajo de fe ciega. Porque Subaru ha pasado de eliminar el diésel de su oferta comercial, que suponía el 40% de sus ventas, a que 1/3 de las ventas de cada modelo (en algún caso, casi 2/3) lleve un depósito de GLP escondido en su estructura. Vamos, que la apuesta le está funcionando a la marca japonesa bastante bien.
Hablamos sobre el GLP, la apuesta de Subaru por este tipo de combustible y el proceso de transición energética que se está viviendo en estos momentos. Una persona natural como la vida misma, cercana y que huye de las respuestas políticamente correctas.
P: ¿Cuál es la apuesta actual de Subaru en torno al GLP?
“Subaru lleva trece años vendiendo gas. Es cierto que en los inicios fue de forma testimonial, pero el año pasado ya hubo una apuesta real. Subaru decidió dejar de comercializar diésel en Europa, que es donde casi en exclusiva se vendían estos motores, siguiendo la tendencia europea y por tanto nosotros renunciamos a un 40% de nuestras ventas. Y para seguir captando a esos clientes en busca de autonomía y economía, nuestra apuesta ha sido el gas.
Teníamos claro que el producto no podía fallar y por ello hicimos miles de kilómetros de test hasta que los hemos conseguido afinar y que fueran redondos. Te hablo de cualquiera de nuestros productos con GLP: Forester, XV, Levorg y Outback.”
¿Cómo ha sido la transformación de la gama a gas GLP?
“No podíamos hacer una apuesta y que luego el cliente no estuviera satisfecho. Y en caso de algún caso de error, teníamos que confeccionar una atención al cliente y un servicio postventa intachable. Por supuesto, hemos tenido que formar a nuestros vendedores para contar el gas. Aprendieron a solucionar cualquier pregunta que pudiera hacer un cliente sobre este tipo de combustible.
Uno de cada tres coches que vendemos van transformados a gas… y eso es algo bestial
Hay una acción formativa grande porque los clientes interesados en el gas vienen con muchas dudas en su cabeza. Y no podíamos dejar sin responder ninguna de ellas. Por tanto, ha sido imprescindible hacer mucha formación en venta y posventa para ser ágiles y tener satisfechos a nuestros clientes.
Con todas esas piezas en el puzzle, decidimos hacer la apuesta. De la mano de Repsol, rebajamos los precios de las transformaciones y ahora tenemos un producto competitivo, fiable y rápido de instalar. Y los resultados están ahí: uno de cada tres coches que vendemos van transformados a gas. Y eso es algo bestial. Si el mercado hiciese lo que nosotros, hablaríamos de unos 400.000 coches al año de gas. Nosotros nos lo creemos y apostamos por ello.”
Observo mucha queja por parte de los fabricantes hacia la administración y su trato al GLP
“No quiero juzgar a ninguna administración. Ni a la española ni a la europea. Lo que creo es que todos los sectores caminan a mucha velocidad. Y pese a tener una política tan ágil como la que tenemos hoy día, las nuevas tecnologías, en todas las áreas, avanzan a un ritmo increíble y todo ello hay que legislarlo de alguna manera.
No quiero ser malpensado, pero legislar a esa velocidad es muy difícil, de ahí que dude que haya un análisis previo, concienzudo y en el que se escuche a todo el mundo como para llegar a un plan que satisfaga a todas las partes. Esto conlleva que haya cambios y matices en las leyes que confunden aún más al consumidor.
Solo queremos que legislen escuchando a todas las partes y haciendo mucho análisis
Lo único que pedimos es que legislen, pero llevando a cabo mucho análisis y escuchando a todas las partes antes, de tal forma que lo que se decida sea inamovible hasta que llegue otra tecnología que proponga algo nuevo.
El cliente cuenta con mucha desinformación, precisamente porque recibe una avalancha de información de nuevos productos. Y queremos que la administración no contribuya al desconcierto, que ya de por sí genera la oferta en general.”
Se habla mucho de que el eléctrico es el futuro, pero habrá un periodo largo de convivencia, ¿verdad?
“En 2021, 2025 y 2030, los tres años donde cambiarán las normas, se hablan de 33 mil millones de euros en multas a nivel europeo para la primera etapa. Y evidentemente, será necesaria una convivencia. ¿Por qué? Porque las marcas, como es lógico, no querrán pagar esas multas de forma indefinida. Entonces habrá una escalada de lanzamientos cada vez menos contaminantes en la que está claro que el diésel está prácticamente sentenciado y la gasolina no es suficiente para llegar a esas cifras. Y con el gas, tanto GNC como GLP, se mejoran las cifras pero siguen siendo insuficientes. Entonces, hay que meter un nivel de hibridación.
“Si queremos seguir vendiendo lo mismo o más, tenemos que electrificarnos”
Creo que cada marca, en función de cómo quiere que le afecten las multas en la próxima década, tendrá que hacer un ejercicio de introspección. Si queremos seguir vendiendo lo mismo o más, tenemos que electrificarnos. Y por supuesto, quien logre llegar a las cifras impuestas, podrá vender coches más deportivos, de nicho, que emitan mucho. O podrán vender más gasolina.
A eso me refiero cuando digo que habrá convivencia. Porque habrá que buscar un equilibrio dentro de esa convivencia entre gasolina, diésel, gases y electrificados. Convivirán, tendiendo cada día más al mundo eléctrico. Pero durante ese proceso, cada marca deberá jugar con su gama y sus cifras de venta.”
Entonces, entiendo que los eléctricos no son una solución inmediata
“Un coche eléctrico te cuesta entre un 35% y un 45% más que un gasolina equivalente con una fiscalidad que trate a ambos por igual. En Noruega o Dinamarca, un eléctrico cuesta lo mismo o menos que uno de combustión. Por tanto, ahí está la clave de su crecimiento.
“La gente es muy ecologista hasta que le tocan el bolsillo”
La gente es muy ecologista hasta que le tocan el bolsillo. Uno está dispuesto a contribuir con un coste mayor, pero no por un 40% más. Entonces, es clave que haya puntos de recarga, infraestructuras y ayudas fiscales. Porque es bonito pensar en el coche eléctrico, pero a día de hoy, con el coste de las baterías y el volumen de coches que hay, el coste es altísimo.
Eso cambiará en unos años. El coste de fabricación del coche eléctrico descenderá vertiginosamente y el precio de venta al público irá bajando. Pero la convivencia seguirá existiendo. Según los datos, en 2030, se prevé que haya cinco millones de eléctricos en España dentro de un parque móvil compuesto por 25 millones. Seguirán quedando veinte millones de coches que no serán eléctricos donde tienen cabida el resto de energías alternativas.”
A nivel personal, ¿qué te parece el GLP? ¿Cómo se puede comunicar mejor sus beneficios?
“Yo me he convertido en un gran defensor del gas. Te saca una sonrisa llegar a la gasolinera tras 550 kilómetros y en vez gastar 80 euros en gasolina, rellenar el depósito de GLP por 45 euros. Y esa sonrisa la sacas todas las semanas al ser consciente de que te ahorras casi la mitad del coste. Hablamos de casi 40 euros semanales con un Subaru Outback de casi cinco metros y dos toneladas.
Te saca una sonrisa que en vez gastar 80 euros en gasolina, llenar un depósito de GLP por 45 euros
Como me explicaban hace años en Italia, el mundo del gas es muy psicológico. En el momento de la compra uno tiene muchas dudas y provoca interrogantes. Y una vez se toma la decisión, sigue la incertidumbre… ¿Habré hecho bien? ¿Habré hecho mal?… Pero echas un depósito y tienes una sonrisa. Echas el segundo y vuelve a ocurrir lo mismo. Y tras 52 semanas con sus 52 depósitos, hablamos de 52 sonrisas.
Se dice que hace falta mucha información para que los clientes se decidan por el gas. Pero es muy difícil que todo eso les llegue. Por ello, nuestro mejor prescriptor es el cliente de gas. El boca a boca. Porque hace unos años eran 4.000 conductores y este año, serán 30.000. Esos 30.000 clientes, que semana a semana se ahorran 40 euros, son los que nos hacen el trabajo. Porque además no somos muchas las marcas que apostamos por el gas y el impacto es menor. Seremos alrededor del 15% de las marcas que hay en el mercado.”
¿Qué haya pocas marcas que apuesten por esto es positivo? A fin y al cabo, el mercado se reparte entre menos fabricantes…
“Puede ser una ventaja, pero a corto plazo, porque matriculamos más coches. Pero a largo plazo, si hablamos de una neutralidad tecnológica y queremos que se trate al GLP como una opción mucho más limpia, necesita ventajas fiscales.
Sobre Ser pocos fabricantes con glp: “puede ser una ventaja, pero a corto plazo”
Y si queremos transmitir a la administración que el gas es magnífico, no es lo mismo que lo empujemos el 15% del mercado a que esté el 90%. El peso sería mayor. Según lo mires, puede ser beneficioso, pero yo prefiero mirar a largo plazo.”
¿El GNC es un rival o es ajeno a vosotros?
“La tecnología está ahí. En cuanto a emisiones de CO2 es más limpia. En cuanto a partículas es otra cosa. Pero al GNC le pasa lo mismo que a los eléctricos, necesitan puntos de carga, porque de otra manera no se venderán coches con este tipo de gas. Si no hay una red extensa de gasineras, no habrá una venta masiva. En ese aspecto, el GLP tiene mucha ventaja.
Hace seis años, la ciudad que menos surtidores tenía contaba con cinco o seis surtidores. Y esa cifra hoy es aún mayor. Vayas donde vayas hay GLP. Eso no es un problema desde hace años. El problema era el desconocimiento.
“Al PROPIETARIO DE UNA GASOLINERA, SI LE PREGUNTAS, TIENE CLARO QUÉ GAS INSTALAR”
A esto hay que sumarle que, por lo que contaron hace años, instalar un surtidor de GLP cuesta unos 60.000 euros y uno de GNC cuesta entre 250.000 y 300.000 euros. Quizá estos precios hayan variado con el tiempo. Pero claro, al propietario de una gasolinera si le preguntas tiene claro que instalar. Ve las ventas de uno tipo de gas y de otro y observa cuanto le cuesta uno y otro, decide poner un punto de GLP.
Pero la aparición del GNC es positiva en cuanto a colectivo. Porque de esta manera podemos ir todas las marcas, elija el gas que elija, a decirle a la administración que el gas es más limpio y que merece un buen trato, unas ayudas y un marco favorable. Y por supuesto, que elija el cliente qué gas quiere para su coche.”